Cronológicamente fue Beto el primer amigo que recuerdo. Nos conocimos en la Escuela y en la Iglesia. No sé con exactitud que fue lo que nos hizo afines, pero coincidimos en muchos aspectos. Si bien era un poco menor que yo la llevamos bastante bien y compartimos bastantes momentos juntos.
Recuerdo que algunos sábados después de ir a la Iglesia me invitaba a comer a su casa y en algunas ocasiones me quedaba a dormir. Eran aventuras de niños que no se olvidan.
En algún momento vimos una película sobre el hacha voladoras y vivimos por algunas horas atemorizados. Si bien no lo he visto y no me he podido comunicar con él, le guardo el aprecio de la primera amistad.
Donde estés, Beto, que Dios te bendiga.
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